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Recenzii
Contribuiți la feedbackRecien llegados para pasar unos días en la zona. Me encantan los bares de pueblo, esos que te ponen los alimentos tipicos de la zona; sin remilgos, espacios que escasean. También he decir que respeto el trabajo de mantenerse en pie en las zonas rurales. Dicho esto... Os agradezco el cariño que ponéis en el trato al cliente; pero lamento, des de mi más humilde opinion, que eso no se traslade a la fuerza en el alimento que servís en la mesa. Ensalada con lechuga Iceberg y solomillo seco. Deseo que mi opinión os sirva a mejorar !!!!!
Es buena bodega, las visitas guiadas estan bien explicadas y sus Vinos exelentes, volveremos.
Muy rica y original comida. El camarero muy simpático. Muy recomendable
El Brezo Rojo es uno de los restaurantes que no te esperas cuando visitas por primera vez Berzocana.He vuelto al menos en cuatro ocasiones , y el trasladarse desde Guadalupe, que está a unos 25 Km. quiere decir algo.Restaurante con encanto, con una carta espectacular, con una cocina de diseño pero abundante en el plato, vamos que no te quedas con hambre.Los vinos hay que probarlos, son exquisitos.Su precio, para quitarse el sombrero. No os defraudará.
El adjetivo queda corto. Menú de 18 euros por persona. Para comenzar, el pan duro y una sospechosa botella de vino abierta sobre la mesa que formaba parte del menú mencionado. Sorprendente. Cuatro primeros platos: migas extremeñas, potaje, ensalada de rulo de cabra y paella de marisco. Las migas, rancias. El potaje, una extraña combinación de garbanzos y habas que parecía una mezcla de sobras. La ensalada, lo único aceptable. La paella de marisco: una pasta tibia, pegajosa, absolutamente incomestible. Cuatro segundos platos de los que pedimos: Solomillo en salsa de queso azul. Absolutamente rechazable. La carne parecía cocida y presentaba una costra superficial marronácea. De la salsa de queso azul, lo único que se apreciaba era una desagradable agüija. Bacalao: Seco. Presentaba un sabor indeterminado. Los postres: Tarta de queso industrial, de mala calidad. Torrija. Nada excepcional. En resumidas cuentas, entiendo que para dirigir un local dedicado a la restauración se debe tener un mínimo de profesionalidad, vergüenza y amor por lo bien hecho. En cualquier restaurante se come mejor y a un precio más ventajoso. Este lugar no es digno de ser llamado restaurante. Más bien, un engaña visitantes que picarán una vez y nunca más repetirán. Aviso a navegantes.