O Celme Do Caracol

O Celme do Caracol es un restaurante de dos plantas con aire acondicionado. Al entrar, se puede ver la cocina de cristal junto a la barra, de cara a las mesas. La decoración del restaurante es exquisita y elegante. La carta combina productos gallegos con excelentes resultados, como las tostas de salmón marinado con parmesano o el lacón con queso de Tetilla. Las ensaladas y la repostería casera también son deliciosas. La bodega ofrece una amplia variedad de vinos. El precio medio ronda los 20-30 euros. Ubicado cerca de la Jamonería Sant-Yago, es un lugar privilegiado.

El Celme es uno de mis lugares favoritos para disfrutar de una copa de vino con amigos después del trabajo. Aunque está ubicado en plena calle de la Raíña, es más común ver a lugareños que a turistas. Ofrecen una buena selección de vinos por copa (Mar de Envero, Casa Moreiras...) y siempre acompañan las bebidas con tapas originales. Cuando la noche avanza, es una excelente idea quedarse a cenar. Recomiendo seguir las sugerencias del chef, que cambian mensualmente y se basan en productos de temporada y en lo que se encuentra en el mercado. Destaco del menú el pulpo a la brasa, el solomillo con queso, y las setas con nata y jamón. Los postres son todos exquisitos, especialmente si te gusta el queso, ¡te costará decidirte!

Heredero gastronómico de Los Caracoles, O Celme da una vuelta de tuerca a la cocina tradicional gallega. Sin que falten mariscos y buenas carnes, O Celme do Caracol es un lugar idóneo para tomarse unos vinos o cenar de raciones. Más que recomendable probar sus sugerencias, que se basan en los productos de temporada. Conviene dejar sitio para el postre: Distintos tipos de tartas de queso, de plátano con caramelo, de piña...

Es un lugar perfecto para disfrutar de unas cervezas y vinos al atardecer, así como para cenar o almorzar. Siempre está lleno de gente. Probé platos a la carta y del menú. El risotto de langostinos es delicioso, los tacos de buey con patatas también son muy buenos y la hamburguesa de ternera también (aunque personalmente prefiero con pan artesanal). La carta tiene platos identificados para celíacos y vegetarianos. El servicio es correcto. Hay un comedor en la planta baja y otro en el primer piso. Vale la pena mencionar que en una ocasión el pescado del menú no estaba muy bueno.

El inicio fue malo, no ponen mantel (nos extrañó , tardaron mucho en servirnos, no nos dieron la carta,tardaron en ponernos los cubiertos, en fin que ya estábamos comentando no volver, pero después de comer la cosa cambio radicalmente, magnifica cocina, estupenda sangría para beber, e insuperables postres. Se ha convertido en nuestro preferido en Santiago, lo recomendamos sin lugar a dudas. Pero que mejoren el servicio.