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Contribuiți la feedbackEs un lugar de tradición atendido personalmente por su dueña la Sra Gache.La comida es muy sabrosa y la sangrita para acompañar al tequila es hecha ahí, es deliciosa !!El chicharron con nopalitos es muy sabroso.
Mi segunda visita a este lugar y quedo igual de decepcionada que la primera vez, el lugar es caro y no está a la altura de lo que pagas por los platillos, la atención es buena sin más ni menos, el arroz huérfano que es sello del lugar, está salado, sin sabor rico de arroz, las nueces negras y me pusieron los piñones sin pedirlos el cual tenía un costo extra, 200 pesos por un arroz que parecía de caja color amarillo. Las opciones son limitadas y la persona con quien iba pidió unos camarones envueltos en salsa, recomendados por el mesero: no tenían buen sabor, eran 4 camarones con 2 pedacitos de calabaza con un costo de 300 pesos. La verdad no lo recomiendo, hay mejores lugares en Saltillo en los que por 1000 pesos comes mucho mejor que en este lugar.
La comida en general bien, pero en el servilletero de la mesa salió una cucaracha viva, se le notifico al mesero, incluso a la dueña del lugar y no hubo reaccion y total indiferencia.
La Canasta, Restaurant cercano al centro de Saltillo , construcción tipo hacienda con terraza disponible y un ambiente interior muy elegante, no vayas con Short , gorra o Sandalias No se permite acceso con ese código de vestimenta. De entrada hacen unas preparaciones de chiles, calabazas , coliflor en escabeche excelentes. Platillos diversos de pollo res y Puerco verdaderamente exquisitos, pero lo que es incomparable bajo mi punto de vista es la preparación del arroz Huerfano con nueces y opcionalmente el piñón, además tienen la opción de la orden complete o media orden para evitar el desperdicio. Precios promedio para un restaurant elegante. Meseros bien vestidos. Una cena o comida de negocios en ese lugar te quedaria muy bien. No dejes de visitarlo.
Desde que llegué a esta área de la república, estuve escuchando sobre este restaurante. Y cuando por fin llegó la oportunidad, fue desilusión lo que sentí. Desde el principio, los meseros insistieron en llamarme por otro nombre y en dejarme saber que esperaban más personas conmigo. Esto me sorprendió porque la reservación se hizo para una sola persona -- para mí. Pensé que a lo mejor la cena que salvaría del servicio tan robótico de los meseros. No fue mal servicio, solo que fue impersonal. Pero la cena fue más de lo mismo. Nada especial. El pescado sobre espinacas bajo queso gratinado fue un desacierto más grande que el servicio.