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Contribuiți la feedbackWe had an excellent meal here, the wine was lovely and the food was exquisite. Would absolutely come again. I had the tortellini to start which was spicy and amazing and then the veal as a main, I loved both.
Il Cantuccio is tucked away on one of the hidden paths in the old town of Marbella. Owned and run by the Chef herself, you immediately feel like you’re in your Nonna’s home. But this Nonna is bringing something more to the table; her passion for cooking, ingredients, and sustainability. Every dish we had is notable: her ratatouille was reminiscent of home and still, deserved a platform next to any Michelin version of ratatouille I’ve experienced. Every vegetable sang equally in this chorus as the tomato conducted. Her carrot soup was an explosion of flavor and it only makes sense; to spend hours prepping and cooking a stock that becomes the base of a soup just sets the foundation for yet again, a Michelin level course. Her raviolis were delicate, filled properly to allow the ingredients to shine through, and rested in one of her master sauces that elevated the dish. A lot of love goes into every dish she makes. Her smile makes you feel at home and I certainly look forward to visiting her again soon. If you find yourself anywhere in the Costa Del Sol, this is a stop worth making.
What a lovely place! Cosy atmosphere, family vibe and exceptional cuisine. We took advantage of the Valentine’s Day offer and both agree that this 5 dishes meal was absolutely best way to make gifts to ourselves, we can’t wait to visit it again Ravioli dough to die for.
Nos gusta ver lo que otros tienen que decir sobre un lugar antes de ir y la positividad y la selección del menú, además de la ubicación, lo hicieron fácil. Tiene una ubicación muy acogedora y es perfecta para una cena romántica. Nos recibió el marido y el chef lo siguió con sugerencias de cosas que no estaban en el menú. Tan pronto como mencionó el hígado de pollo con pan de frutas casero, supe que tenía que probarlo. Increíblemente sedoso complementado con tarta de manzana y nueces. Tomamos un pequeño aperitivo de melón dulce y prosciutto, y un pan casero de masa agria con mantequilla de oliva. Ambos abrieron el apetito y estaban muy bien elaborados. Comí ravioles caseros con langostinos en un pesto de crema ligera. Nada más que ligereza y equilibrio. Estaba el conejo más delicioso, húmedo y tierno, acompañado de pisto, espinacas, patatas asadas y salsa de crema de chalota. Bebí una copa de vino tinto picante y lleno de frutos negros que combinaba perfecto con todo. Estaba muy satisfecho, pero de todos modos pregunté por el postre por curiosidad. El marido dijo que había Panna cotta. ¡Teníamos que tenerlo! El fondo era la tarta más deliciosa de ruibarbo y fresa fresca cubierta con una nube perfecta de Panna cotta. Verdaderamente un secreto oculto que desearíamos haber conocido antes. La mejor comida que hemos tenido en mucho tiempo. Cocinado con artesanía y amor en cada detalle. Perfección en el servicio y presentación.
Muy coqueto y a la vez con buena comida.El servicio muy bueno y una pareja muy agradable