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Contribuiți la feedbackNosotros teníamos casa en Cistierna, así que, la verdad, no tuvimos que dormir aquí. Pero la noche que llegamos, con más hambre que otra cosa, decidimos acercarnos a cenar, y la verdad es que todo estuvo muy bien. Tenían un menú nocturno, pero aunque íbamos hambrientos, nos pareció tan abundante (dos platos contundentes por la noche es un poco exagerado); así que optamos por pedir de la carta. La verdad es que la chica que nos atendió era muy simpática, pero su trato hacia nosotros fue un tanto extraño. Literalmente. Nos explicaba las cosas como si no fuésemos a entender, como cuando nos dijo que si pedíamos de la carta, los precios estaban aquí (y nos señalaba los precios en la carta, que estaban al lado de los platos). Yo me quedé un poco con cara de que ya lo habíamos entendido, pero ella siguió hablando tan normal que, al final, nos dio un poco de risa. Pero ya os digo, era encantadora, así que imagino que lo hacía porque le gusta explicarse bien. Para cenar, tomamos una cecina riquísima, unos huevos rotos espectaculares, unas flores de alcachofa y una tabla de quesos con la que eché en falta más pan (nos acabamos dos cestas de pan enteras). El queso estaba, la verdad, espectacular. Pero resulta que mis acompañantes no eran tan aficionados al queso como a mí me hubiese gustado, así que prácticamente me lo comí todo... En cuanto al precio, estuvo bastante bien, aunque tirando a alto teniendo en cuenta que estamos en un pueblo pequeño del norte de León. El menú del día era más barato y mucho más abundante. Si hubiéramos llegado un par de horas antes, seguro que hubiéramos picado.
Hotel convencional, no esperen mucho de él. Lo mejor que pueden pedir es una hamburguesa de buey para cenar.