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Restaurante con Claroscuros. Sitio pequeño, ideal para una cena romántica. Lo bueno: servicio correcto sin pasarse. Pedimos un tartar de ternera. Carne muy buena, pero el plato viene pelado, nada de guarnición. Yo creo que mejor cobrar 2€ más y poner unas buenas patatas fritas. Mi pareja pide carne con salsa. Muy correcto pero ración escasa. Comentario aparte los vinos. El más barato 24€. Con la cantidad de vinos correctos que tenemos en este país, me parece personalmente un error no poner vinos más asequibles. Postre sopa de chocolate blanco con helado. Muy bueno. En resumen, bien pero probablemente no regresaré a cenar. Los vinos me parecen una tomadura de pelo.

Platos diferentes y muy ricos, nos gustó mucho el vitello tonnato, las vieiras con trinxat, la berenjena con sardina ahumada, la ensaladilla, el lingote de rabo y el steak tartare. La torrija es espectacular, la mejor que hemos probado en Barcelona. El pan y las croquetas más flojitos.

Ni frío ni calor. De lo que tienen he comido mejor en bares de carretera, la verdad. Me sigo quedando ojiplático con el precio del triste y solitario canelón de pollo. Raciones por lo general rácanas. Servicio amable (debería darse por obvio) pero ligeramente desmotivado y desganado, como queriendo acabar enseguida. Resumiendo, el típico restaurante con precios pretenciosos (aprovechando el tirón del turismo desbocado de nuestra amada Barcelona) pero con una carta y una cocina del montón. Sin más.

No me gusta esta moda de la mesa sin mantel, me parece sucio tener que dejar los cubiertos en la mesa. A este precio (a la carta), al menos un individual de papel.

Merece 6 estrellas: El menú de mediodía por solo 20 € es de altísima calidad , tanto en materia prima , emplatado , preparación de los alimentos . La berenjena asada con salsa de miso es una explosión de sabores , la textura suave de la berenjena y su sabor ligeramente ahumado es potenciado por la salsa de miso muy potente y sasonada . El lingote de rabo de toro una auténtica delicia , su exterior está ligeramente crujiente y con solo hincar el tenedor se deshache , la salsa y la Parmentier de patata rematan el sabor de la carne cocinada a fuego lento. Remate final con la torrija de brioche , para mí que no soy de dulces ha sido una auténtico vicio , tierna en su interior, recubierto por una fina capa crujiente de caramelo , me hubiera pedido otras diez. El servicio muy profesional , amable y atento . Rozando la perfección en todos los aspectos -calidad , servicio , ambiente. Es lo más parecido a un restaurante estrellado a un precio de risa . No me sorprendería verlo en futuro en lo alto de las.guias gastronómicas . Hacia tiempo que no disfrutaba tanto de una buena comida . Enhorabuena!