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Contribuiți la feedbackNos tomó un amigo y volveremos: de los mejores y más especiales sándwiches de la región. un lugar de vida, con mesas dentro y fuera del establecimiento. aparcamiento puede ser difícil en horas ocupadas. servicio rápido y la relación calidad precio de tratamiento amigable muy correcto!
No tiene descripción sólo para decir que son los mejores hace años iva, con la señora y las niñas e incluso si usted tenía tres cuartos de espera usted sabía que lo que le servirá se hace con amor y profesionalidad, sólo el hecho de que puedo comer un muy buen aperitivo y elegir la chapata de pan , bar , molde es un detalle , y los bravas dos salsas pequeñas servidos
Las hamburguesas son realmente espectaculares. Vale la pena esperar. así que con paciencia.
Tienen 2 menús. Pedí mejillones y no estaban completamente hechos. No cocinaban un poco, estaban más de la mitad cerradas. El pollo era bueno. Tienen comida sin gluten.
Lamento mucho tener que escribir lo que sentí cuando fui a desayunar la semana pasada, los antiguos dueños se preocupaban por la calidad, eran lentos, pero el resultado valía la pena, el último día que fui, era temprano, los niños aún no habían entrado a la escuela, las calles despertaban con el bullicio de la mañana, me planteé dónde entrar, ¿en el bar de la plaza?, ¿en el peps?, o en el café de siempre, el de toda la vida... Y finalmente me decidí por el de siempre, ¿por qué no? Y el resultado fue nefasto, caro (por lo que pedí), congelado (lo tuvieron en la plancha más de un cuarto de hora), y pequeño, ¡muy pequeño! Y no es que yo coma mucho, que no como, pero era mini, mini pedí y mini me sirvieron, tres mordiscos, tres, ni más ni menos, y ya no había más... De sándwich, claro... En fin, de todo se aprende, yo volveré pocas veces, pero ellos pierden las sonrisas de la gente feliz y contenta, con ganas de compartir, y satisfecha, porque al final, si das, te gusta que te devuelvan, echo de menos a los antiguos dueños del café, al igual que echo de menos tiempos pasados, las películas en blanco y negro, y las tardes en la plaza, corriendo detrás de la pelota que mi hijo pequeño chutaba para evitar que llegara al río...