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Contribuiți la feedbackEl restaurante italiano fue bien recibido por la encantadora camarera italiana!!! La dorada, el bacalao y la pasta de calamares estaban deliciosos, aunque en el postre el tiramisú carecía un poco del sabor a café. La calidad de la cocina era buena, aunque un poco limitada. El ambiente era tranquilo, ya que al día siguiente de las fallas valencianas todos estaban cansados.
La experiencia del "turista" requiere una buena preparación, física pero también cultural, mucha paciencia para las condiciones climáticas a menudo adversas y para las interminables colas, a veces en lugares inesperados, para las diversas ineficiencias públicas, pero no todo el mundo es igual, y una gran suerte, sobre todo a la hora de comer y nosotros los italianos realmente lo necesitamos en Valencia siempre le hice decidir a mi esposa: desde las primeras luces del amanecer recorremos la ciudad, primero la Catedral, luego el Mercado de la Seda y el Mercado Central, un café y seguimos por las callejuelas, las tiendas, las calles, los jardines y la hora del almuerzo que nunca llega, y en cambio terminamos en Bacarando, elegido por ella repito: algo parecido a un verdadero restaurante italiano con un toque español: desde la entrada un largo pasillo con revestimientos de madera y piedra, mesas preparadas, ventana con vista a la cocina y taburetes en la barra, paredes de botellas en filas, un poco como una bodega en resumen, pero con las lámparas de hierro forjado al estilo Cervantes nos sentamos en las mesas afuera, un prosecco para empezar y luego una serie de platos entre el aperitivo, los cicchetti y las tapas españolas: ensalada de patatas, berenjenas fritas pero también pinchos de pollo, con salchichas, mejillones gratinados, papas rellenas, anchoas fritas, hojear el menú te dan ganas de "volver por casualidad" también para la cena, tal vez disfrutando el Rabo de Toro con una copa de Cabernet o polenta al negro de sepia con un blanco de Conegliano, el bacalao a la crema sería mi favorito crema catalana antes de terminar en el césped de los jardines del Turia, justo unos cientos de metros detrás de la esquina qué más decir, servicio en mesa cortés y amable, cuenta aceptable y ganas de probar algo más buen provecho y que sea la buena vez también para ustedes.
Un italiano diferente, comida veneciana, flan salado, mozzarella, trilogía veneciana, maltagliati.....todo con una muy buena RCP. El trato agradable. Repetiremos seguro.
He ido a tomar un aperitivo con amigos que no veía desde hace tiempo. Algunos pidieron las tapas que eran realmente notables. Alguien también pidió pasta y el comentario fue para chuparse los dedos, todo acompañado de vinos principalmente italianos de excelente calidad. He quedado muy bien, espero realmente poder volver pronto.
El menú barato y bueno, pero la sorpresa fue que la mayoría de los camareros se hablaban en Italiano, algo de agradecer en un restaurante italiano.